Paolo Cella - Periodista, editor en Esperanza Racinguista - Socio de Racing
Racing perdió 4 a 2 frente a Atlético Nacional de Medellín en el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores de América. Explicar el resultado desde el juego amerita remontarse al mercado de pases. Cada suceso de la noche colombiana recuerda la falta de intención por mejorar un plantel que pedía a gritos refuerzos. La serie se definirá dentro de siete días en Avellaneda. La Academia deberá remontar dos goles de diferencia para forzar los penales.
Fernando Gago había encontrado en el cierre de la Liga Profesional una formación que le permitía imaginar un segundo semestre con otro módulo táctico. La falta de jerarquía e intérpretes adecuados lo hicieron mutar del 1-4-3-3 al 1-5-3-2, con algún volante más o menos adelantado. En Medellín cambió nuevamente y el equipo expuso los dramas futbolísticos que lo aquejaron. Un pavoroso retroceso, espacios para que el rival ataque sin contención y la notable carencia defensiva en la pelota parada en contra.
Con Tagliamonte al arco, Mura, Sigali, Piovi y Rojas conformaron la línea defensiva. Nardoni, Moreno y Gómez al centro; Oroz, Romero y Hauche de atacantes. Aún con un inicio de tenencia y dominio territorial, el equipo ya evidenciaba que esa postura alta de la última línea sería atacada cuando Atlético Nacional lo pudiera hacer, con algún ataque directo o bien saliendo de contra. La tenencia de Racing fue espesa, sin cambio de ritmo y sólo aquella llegada de Hauche puso en riesgo el arco verdolaga.
Pero la cuestión que Racing nunca atendió ni mostró signos de corregir fue la pelota parada. Un tercio de los goles que le hicieron en este 2023 fueron por esa vía. Hoy fue Zapata, casi sin querer, tras un centro bombeado. El segundo de Duque, promediando el complemento, fue tal cual lo adelantado. El equipo sin tomar las marcas en ataque, contragolpe y espacios para que el delantero defina en las narices de Tagliamonte.
Desde el minuto 83 al 86 sucedió todo lo que podía acontecer para que Racing volviera goleado y casi eliminado, resurgiera y volviera a mostrarse como un equipo incapaz de competir a los niveles más altos. El blooper de Sigali y Tagliamonte, que deriva en el córner del tercer gol local, es una evidencia manifiesta de la combinación de factores que hacen difícil creer en una remontada de la serie.
Para colmo, dos goles de penal de Piovi, al 86 y 94, hacían pensar que el partido ya tenía el final escrito. Resurgir de un escenario adverso de tres goles, habiendo sido tan desastroso defensivamente, dejaba la serie abierta. Pero al 96, el uruguayo Cantera recibió sólo para poner el 4 a 2 definitivo. ¿A dónde fue Sigali? Insólita prestación del futbolista más experimentado. En Colombia tomaron nota de lo mal que defiende Racing y lejos de su arco.
La falta de resolución en el marcado de pases, la terquedad del entrenador en cambiar ahora de sistema y algunos nombres que no levantan, como Mura, Moreno, Oroz y Hauche, sumado a la poca inteligencia para jugar a este deporte colectivo, ponen a Racing al borde de la eliminación. Precisará dos goles de ventaja para forzar los penales o golear para clasificar. Cada cual sabrá la responsabilidad que le cabe. Pero el fútbol es más previsible de lo que algunos nos quieren hacer creer.
Paolo Cella
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Racing perdió 2 a 1 frente a River en el cierre de la Liga Profesional de Fútbol. Los goles del equipo de Martín Demichelis los anotaron Lucas Beltrán y Paulo Díaz. Para la Academia descontó Jonathan Gómez de tiro libre. Agobiado por el contexto desfavorable, dentro y fuera de la cancha, el equipo de Fernando Gago termina el campeonato lejos de los principales objetivos y con muchas dudas pensando en lo que viene: el duelo ante Atlético Nacional por los octavos de final de la Copa Libertadores.
Armar un equipo a esta altura para Fernando Gago es todo un desafío. A las salidas de los futbolistas prescindibles ayer se sumaron dos de peso: la venta de Tomás Avilés y el conflicto con Aníbal Moreno. Para colmo en el calentamiento previo Gabriel Arias sintió una molestia en el sóleo derecho. Con este panorama el equipo se presentó con Tagliamonte; Rubio, Sigali, Piovi, Quirós y Rojas; Nardoni y Gómez; Oroz, Hauche y Ojeda.
La zona de Quirós y Rojas fue el lugar elegido por River para darle profundidad a sus ataques. Allí se ubicó Solari, para jugar de extremo en las espaldas del ex lateral de San Lorenzo. Durante 20 minutos atacó River ese espacio sin que Racing ajustara el punto de desequilibrio que tenía bien marcado el partido, más allá de la notoria superioridad de los locales sobre el conjunto de Fernando Gago.
A los 22 llegó el enésimo desborde de Solari y el centro al área para la conexión de Beltrán con la red. La ventaja era clara y justa. La distancia en el juego era mucho más lejana que el resultado. Pudo ampliar Barco y el propio Solari un par de veces pero Tagliamonte tuvo una buena presentación. La diferencia de tenencia entre uno y otro era clara: un promedio de 67% de posesión tenía el equipo de Demichelis.
Recién a los 39 Oroz probó a Franco Armani, tras una buena acumulación de pases. La breve distancia en el resultado y esta visita al área rival hacían pensar que el partido podía empezar a tener otro desarrollo. Pero la expulsión de Piovi por último recurso en tiempo de descuento dejó el panorama más cuesta arriba de cara al segundo tiempo. Párrafo aparte para Tello y el VAR que nunca contemplaron la interferencia de Solari en la carrera que inició Piovi para defender ese ataque de Beltrán.
Al inicio del segundo tiempo Racing volvió con dos cambios. Maximiliano Romero y Catriel Cabellos por Gabriel Hauche y Nicolás Oroz. Ordenando el equipo desde las dos líneas de cuatro, con Ojeda siendo el más cercano a Romero, la formación de Gago compitió mejor que durante el primer tiempo. Dejando espacios, claro, porque cada paso adelante que daba era una zona liberada para las contras de River.
El segundo gol fue el golpe final. A pesar de eso el juego ya no fue tan marcadamente superior de River pero si estaba claro el predominio local. Era cuestión de acertar al arco para ampliar el marcador pero Tagliamonte y la falta de puntería local lo evitaron. El descuento final de Gómez, otro golazo de tiro libre, le puso el cierre al partido.
Racing termina un mal campeonato. Fuera de la zona de copas, lejísimos de los primeros puestos y con una transformación del plantel en plena competencia que no tiene antecedentes. La única buena noticia fue la aparición de los jóvenes que fueron sumando minutos en este cierre de campeonato. A no engañarse, no fue por convicción sino por la falta de planificación. Pero ellos son el único horizonte esperanzador en medio de tanta improvisación.
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Racing le ganó 3 a 1 a Central Córdoba de Santiago del Estero por la fecha 26 de la Liga Profesional de fútbol. Los goles fueron convertidos por Juan Nardoni, Agustín Ojeda y Nicolás Oroz. El descuento del Ferroviario lo anotó Enzo Kalinski. Con buenos pasajes de juego para resaltar pero con la incertidumbre del cierre ante la relajación, el equipo de Fernando Gago se quedó con los tres puntos y alcanzó los diez partidos sin conocer la derrota. River será la escala previa antes de llegar a Medellín.
Con novedades respecto al último juego de local ante Rosario Central por el torneo local y más variantes si tomamos como parámetro el duelo por Copa Argentina ante San Martín de Tucumán, Racing se presentó en Avellaneda con Gabriel Arias al arco, la línea de tres centrales con Tomás Avilés, Leonardo Sigali y Santiago Quirós. Tobías Rubio y Gonzalo Piovi fueron quienes hicieron todo el recorrido por la banda. Juan Nardoni y Jonathan Gómez ocuparon la zona central. Adelante se ubicaron Nicolás Oroz, Gabriel Hauche y Agustín Ojeda, la grata sorpresa de la noche.
Esta incorporación de Ojeda fue novedosa e influyente en el equipo y el partido. Afirmado Nardoni como volante central, como vértice más retrasado, el equipo de Gago tuvo pasajes de circulación de pelota que rememoraron tiempos no muy lejanos. Sin fijarlo a Oroz como extremo, cerrando a Piovi casi a la posición de interno y dándole más altura a Gómez, quién sí quedó postulado como extremo fue Ojeda. Ya en una búsqueda primaria se notó que la noche venía por allí.
La primera fue inmediata, antes de los 5 minutos, con un pase filtrado que el joven delantero conectó de cara externa errándole al arco. A los pocos minutos otra vez una aceleración de Ojeda tras un pase al vacío lo puso cara a cara con el aquero Mansilla que atoró su remate. Sin precisión para definir pero inquietante en cada arranque, Ojeda era la carta ofensiva de mayor riesgo para el arco santiagueño.
Ya cerca del cierre del primer tiempo fue una salida rápida de un córner entre Oroz y Piovi que encontró de frente ingresando al área a Nardoni para poner el 1 a 0. Esos cinco minutos finales fueron una ráfaga exitosa para la Academia porque a los 46 un pase al vacío de Avilés puso de frente al gol a Ojeda que esta vez no falló y tuvo su premio. Debut como titular y estreno goleador para el juvenil de 19 años. Racing se fue al descanso ganando bien 2 a 0.
Al regreso Fernando Gago quitó a Nardoni, algo mareado por un golpe en su cabeza, e ingresó Iván Pillud. Esto provocó una serie de cambios tácticos que perjudicaron el andar del equipo. Rubio pasó a jugar de central derecho en la línea de tres, Avilés se paró de volate central y quedó Pillud como lateral derecho. Al margen del gol de Oroz a los 11 del complemento que parecía resolver el partido, estos movimientos repercutieron negativamente en el funcionamiento del equipo.
Será relajación por la ventaja de tres goles o los cambios que mueven piezas constantemente, pero lo cierto que el equipo se quedó y Central Córdoba creció desde la vergüenza deportiva y la búsqueda directa. Cargando por arriba con centros o a través de la pelota parada, el equipo de Leonardo Madelón no solo descontó sino que además tuvo dos situaciones claras de gol que Arias controló.
El déficit más notorio de este semestre, la pelota área en contra, convirtió un partido de trámite resuelto en una incertidumbre de cara al final. El recorte en el resultado de dos goles con tanto tiempo por delante y la falta de respuestas de Racing que no atacó más después del gol de Oroz dejaron la sensación de intranquilidad en el final.
Quedará el duelo ante River para cerrar la Liga antes de la ida por los octavos de final de la Copa Libertadores ante Atlético Nacional. Las notas positivas fueron de Agustín Ojeda y su desparpajo para mostrar algo diferente, el segundo partido con buena presencia de Tobías Rubio y el crecimiento de Juan Nardoni.
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Racing le ganó 2 a 1 a San Martín de Tucumán por los dieciseisavos de final de la Copa Argentina en el estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba con goles de Gonzalo Piovi y Jonathan Gómez. El descuento fue de Emanuel Dening. Con lo que le queda de plantel a disposición la Academia sorteó el turno y aguarda por Instituto o Huracán en la próxima ronda. La conclusión es clara: si los refuerzos no llegan pronto, competir será una tarea muy difícil de sostener.
¿Cómo explicar el resultado al final del primer tiempo? Por la eficacia de Racing y la falta de puntería de San Martín de Tucumán. El desarrollo del juego en esa primera mitad del partido fue más acorde a lo que seguramente imaginó Pablo Frontini, el entrenador del equipo tucumano. La Academia estuvo incómoda, sin poder hacer pie y con espacios para que su rival lo ataque. El peso de la definición en las áreas fue determinante.
Con los regresos de Leonardo Sigali y Facundo Mura, Fernando Gago puso en cancha lo mejor que tiene si tomamos como parámetro la nómina que le queda. Ausente Aníbal Moreno otra vez, la lista de futbolistas marginados se hace cada vez más amplia. La respuesta es una formación que tiende a jugar con más defectos que virtudes, sin importar el rival o la categoría de su adversario. Por eso el Ciruja pudo estar más cómodo en el trámite de esa porción del partido.
La zona izquierda de la defensa de Racing fue el sector elegido por San Martín para volcar sus ataques. A las espaldas de Gonzalo Piovi, hoy carrilero, y sacando a Santiago Quirós a los costados, los tucumanos daban sus advertencias de por dónde irían a buscar lastimar a la Academia. Ciccolini era extremo derecho cuando su equipo la tenía y volante en el retroceso. Colazo por el centro y Dening del medio a la izquierda fijaban a los centrales de Gago.
La complejidad táctica se rompió con el 1 a 0. La pelota parada a favor de Racing fue ejecutada por Jonathan Gómez, el balón quedó boyando sin poder ser despejado y Piovi la cruzó al segundo palo del arquero Tinaglini. De inmediato lo tuvo Dening en la puerta del área chica pero falló su remate tras un desborde de Ciccolini. La diferencia en las áreas establecía la ventaja en el resultado. Porque desde el juego no había tal superioridad.
Apenas una leve diferencia se notó por el golpe anímico de esta ventaja en el marcador. La falta de precisión de Racing con la pelota hacía imposible contabilizar una secuencia larga de pases en el equipo de Gago, por lo tanto el partido era todavía más cercano al trazado inicial de Frontini, con salidas rápidas por los costados para estirar la línea de tres centrales y atacar por dentro con dos delanteros y el respaldo de algún volante.
La contra que inició Piovi tras una recuperación y terminó con el gol de Gómez fue un mazazo al ánimo Ciruja. Pero otra vez de inmediato respondió San Martín con un nuevo desborde por derecha y el centro al corazón del área. La definición de Molinas ante la desesperada salida de Gabriel Arias se topó con Sigali parado sobre la línea de fondo para evitar el descuento. Otra vez la calidad de terminación en las jugadas emergía como respuesta al resultado pero no al desarrollo del primer tiempo. Al descanso se iba Racing 2 a 0 por contundente.
¿Cómo entender el trámite del segundo tiempo? Desde el resultado. Racing se recostó en la ventaja de dos goles para dejar que los minutos fueran corriendo, mientras que San Martín reinició sin aquél impulso del comienzo, acusando recibo de la distancia que representaba ese par de golpes que le había asestado el equipo de Fernando Gago.
Los cambios empezaron a sucederse y mientras el equipo tucumano mandó dos atacantes como Andrada y Acosta al terreno de juego, Racing parecía refrescar piernas pensando en el futuro. Ingresaron Agustín Ojeda, Maximiliano Moralez, Tomás Pérez y Catriel Cabellos por Rodríguez, Oroz, Hauche y Gómez. Cambios que respondían más a una rotación que a una búsqueda por corregir el trámite del partido. Las advertencias de San Martín, que siguió recostando el juego por derecha para buscar profundidad a espaldas de Piovi, no fueron tomadas en cuenta por el entrenador de la Academia.
En la enésima búsqueda de ser profundo por derecha, fue Sansotre quien llegó hasta el fondo para enviar el centro al corazón del área donde esta vez sí Dening fue certero en su definición. El recorte en el resultado, con 15 minutos más la adición por delante, eran un aviso severo para Racing. San Martín estaba en partido y la Academia debía sostener el resultado ejerciendo un rol deficitario este año: defendiendo.
El triunfo finalmente le permite sacar adelante un compromiso inoportuno. En este momento del año, con todas las carencias que este plantel arrastra después de una planificación equivocada, el calendario le puso este partido en el medio. La posibilidad de un traspié podía hacer emerger un escenario de complicaciones. La victoria, aún con la falta de contenido para resaltar desde el juego, posterga un par de días los problemas pero no los soluciona: este plantel necesita refuerzos cuanto antes.
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Racing y Rosario Central empataron 1 a 1 por la fecha 25 de la Liga Profesional de Fútbol. Repleto de variantes por la cantidad de lesionados, suspendidos y futbolistas ya emigrados del club, Fernando Gago armó un once inicial con sorpresas. Entre ellas el debut de Tobías Rubio en el lateral derecho. A menos de 20 días de los octavos de final de la Copa Libertadores el diagnóstico es claro: este equipo necesita refuerzos ayer.
Gabriel Arias al arco, Tobías Rubio en su estreno al lateral derecho, Tomás Avilés y Santiago Quirós en la zaga y Gonzalo Piovi en el lateral izquierdo. El tridente de la mitad de la cancha estuvo compuesto por Jonathan Gómez, Juan Nardoni y Maximiliano Moralez. Adelante fueron extremos Nicolás Oroz y Balthasar Rodríguez para dejar como número nueve a Gabriel Hauche. Esta formación, de emergencia, pone de manifiesto el padecimiento que tiene Racing por la falta de planificación a principios de año. La falta de planificación.
El partido estuvo abierto en todo momento. No hubo dominio pleno de Racing o Central. El canalla comenzó más aplomado, lógico si tomamos como referencia su posición en la tabla y la estabilidad deportiva que desarrolló a lo largo del torneo. Al local le costó tomarle el pulso al duelo, un poco por la formación novedosa y otro tanto por la falta de ascendencia de los más grandes en el juego del equipo. Si Oroz, Gómez o Moralez no asumían la conducción, el equipo quedaba desconectado.
El partido pareció romperse con el penal convertido por Piovi. Racing pareció tomar algo de valor luego de ese quiebre, Central salió unos metros y siguió cargando el juego por izquierda con Campaz. La presencia de Malcorra detrás de los volantes y por delante de la última línea le dio frutos al Canalla. De una falta al ex Unión llegó el tiro libre que derivó en su remate al palo y la captura de Alejo Véliz para poner el 1 a 1.
El segundo tiempo fue más abierto y los dos pudieron haberse quedado con los tres puntos de haber tenido mayor pericia a la hora de definir. Central de contra con dos escapadas de Campaz y Malcorra, el cabezazo de Octavio Bianchi que encontró Arias y ese cabezazo al palo previo toque del arquero local. Racing tuvo dos para desnivelar el resultado: el ingreso de Balthasar Rodríguez por izquierdo y su remate desviado y el tiro al palo de Tomás Pérez.
El partido dejo como saldo positivo el debut correcto de Tobías Rubio, los minutos que van ganando Santiago Quirós o Balthasar Rodríguez y poco más. Sí queda claro que la llegada de refuerzos debe ser inmediata. La falta de recambio ha sido una constante durante este semestre. Entre el mal diagnóstico del entrenador y la falta de ambición dirigencial Racing cierra esta liga con la necesidad de pegar un giro drástico si pretende tener logros deportivos en el corto plazo.
Paolo Cella
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Estudiantes y Racing empataron 0 a 0 en La Plata por la fecha 24 de la Liga Profesional de Fútbol. El partido no dejó nada para resaltar. La Academia llegó con lo que pudo a este duelo teniendo en cuenta las salidas de futbolistas en los últimos días. Se presentaron los que quedan disponibles, entre lesiones y suspensiones. Sin caerles a los futbolistas, es lamentable observar el estado de descomposición en el cual dejaron al plantel Blanco, Capria y compañía.
El primer tiempo en La Plata fue de lo más flojo del año. Los dos equipos se espejaron prácticamente con sus sistemas tácticos y esa sobre carga de información previa equilibró para abajo el rendimiento de ambos. Para colmo Racing, de quién aquí nos ocupamos, llegó a este duelo con ausencias de peso no sólo entre los titulares sino también entre los relevos. Fernando Gago presentó así un equipo que evidenció el natural desconcierto que se preveía tomando en cuenta todos los atenuantes citados anteriormente.
Con Gabriel Arias al arco, la línea de tres centrales fue compuesta por Tomás Avilés, Leonardo Sigali y Santiago Quirós. Las bandas fueron de Facundo Mura y Gonzalo Piovi. En el centro, ante la ausencia por lesión de Aníbal Moreno, se posicionaron Juan Nardoni y Jonathan Gómez. El ataque quedó conformado por Nicolás Oroz, Emiliano Saliadarre y Balthasar Rodríguez. La salida de Paolo Guerrero, las lesiones de Maximiliano Romero y Nicolás Reniero y la expulsión de Gabriel Hauche condicionaron claramente el ataque.
El equipo quedó aislado de Saliadarre. Al margen de no tener el control del partido, Estudiantes presionaba mejor para recuperar la pelota. Esto y las imprecisiones de Racing hacían imposible contabiliza más de dos pases seguidos en el equipo de Fernando Gago. El sistema del equipo de Eduardo Domínguez, más trabajado, proponía duelos individuales que el local tomaba como ventaja aunque sin posicionar futbolistas en zonas de riesgo. Los duelos de Palavecino a espaldas de Mura y Godoy sobre las de Piovi perfilaban cierta advertencia de riesgo.
Pero fueron dos rupturas de Jonathan Gómez por dentro las que agitaron algo el andar de un partido estancado en la zona central, con duelos individuales y mucha pierna. La primera intervención culminó con su remate desviado sobre el palo izquierdo de Mariano Andújar. La segunda, más peligrosa, tuvo la intervención del arquero local para desviar su remate. No hubo más. Inconexo e impreciso Oroz, el fútbol de Racing estaba ausente. Por eso estos arranques individuales eran imprescindibles para atacar al local.
¿Podía ser peor el segundo tiempo? ¿Había margen para empeorar lo visto en el primer tiempo? Sí lo hubo. Porque en los segundos 45 minutos ya ni siquiera hubo más de dos o tres minutos seguidos de juego. El partido fue aún más friccionado, cortado y sin peso en las áreas. Racing no tenía respuestas con los once que iniciaron en cancha y en el banco para colmo el único con experiencia es Maximiliano Moralez, a quién el entrenador ni siquiera le da opciones en días y momentos como este.
Estudiantes tampoco modificaba su plan. La idea era cargar por los costados para centralizar con Mauro Boselli. Lo más destacado de la tarde noche platense fue la actuación de Leonardo Sigali, sosteniendo con Arias una defensa joven, con dos o tres compañeros más de experiencia y juventud en el resto de las líneas.
El empate cierra una semana movida para Racing. Entre la sangría del plantel, que ya estaba mal conformado desde Enero, las lesiones y suspensiones, Fernando Gago imaginó un equipo que no pase demasiados sobre saltos, algo que consiguió. Se quedó sin respuestas de tres cuartos de cancha en adelante y expuso un poco la desidia con la cual Blanco y compañía deformaron el presente deportivo.
El cero es gigante.
Paolo Cella
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