Paolo Cella - Periodista, editor en Esperanza Racinguista - Socio de Racing
El triunfo obtenido en el Trofeo de Campeones ante Boca le permitió a Racing, además de sumar una nueva estrella a su palmarés, la posibilidad de sanar algo, aunque no del todo, la herida por los acontecimientos sucedidos ante River en la ultima fecha del campeonato. Si bien se trata de una competencia en donde todo se dirime en un único partido, la conquista y las formas en las que uno y otro equipo se predispusieron a jugarla, permiten cerrar el 2022 con una sonrisa. La decepción por la Liga que se escapó no sanará del todo pero sí ayudará a encarar el 2023 con otro semblante. El fútbol a veces tiene cierta lógica.
Racing le ganó 2 a 1 a Boca y se quedó con el Trofeo de Campeones en San Luís. El partido fue de trámite parejo con el atenuante además de la temperatura y el calendario que los dos equipos raían encima tras un 2022 cargado de compromisos. El equipo de Fernando Gago pudo cerrar el año con una alegría después de varios sinsabores. Los goles de la conquista los anotaron Matías Rojas y Carlos Alcaraz. Hubo en total 10 expulsados, entre titulares y suplentes. Menos mal que era un partido sin relevancia para algunos.
Racing inició con una variante nominal que además provocó un cambio de posición. El ingreso de Gabriel Hauche por Carlos Alcaraz hizo que Matías Rojas fuera a la zona media. Durante un largo pasaje de ese primer tiempo la misión del paraguayo era jugar, cuando la Academia no tuviera la pelota, pegado a Alan Varela para que el volante central de Boca no tuviera la libertad para hacer jugar a sus compañeros.
Ese ajuste no dio resultados porque Pol Fernández jugaba suelto y además pisaba el área sin oposición. La izquierda del ataque de Boca era más productiva para atacar a Racing con el ascenso de Frank Fabra y el dos contra uno que él y su compañero Sebastián Villa le generaban a Facundo Mura. Sin la asistencia de Rojas y Hauche el lateral de la Academia no pudo nunca con el par de futbolistas colombianos.
Ofensivamente Racing tampoco tenía peso. Johan Carbonero no pudo nunca con Luis Advíncula, Hauche no pesaba en su rol de extremo y Maximiliano Romero quedaba muy aislado. A pesar de eso el ex PSV jugó uno de sus mejores partidos. Fue defecto del equipo no poder darle la oportunidad de ponerlo de cara a Agustín Rossi.
El gol de Boca llegó desde el lugar donde venía avisando que llegaría el peligro. El centro de Fabra, la llegada de Fernández suelto y la pelota que bajo Briasco para abrir el marcador. La respuesta rápida de Racing con ese gol de Rojas dejó para otro día el análisis sobre como hubiera reaccionado el equipo a una nueva adversidad tras aquél inicio fallido ante Tigre. La reacción inmediata anuló cualquier gestión de la ventaja que imaginó Boca.
Gago movió mucho las piezas durante el juego. El segundo tiempo no tenía ya obstáculos en la zona media pero no por virtudes del juego de cada uno sino por el cansancio acumulado. Villa comenzó a cargar de amarillas a varios futbolistas de Racing y ahí el entrenador comenzó a tocar piezas. Adentro Pillud e Insúa para armar línea de cuatro con Sigali y Piovi ahora de lateral ubicando a Mena de extremo y Carbonero al otro lado.
Racing acomodó algo más las cosas cuando Aníbal Moreno se ordenó mejor a partir de los ingresos de Carlos Alcaraz y Leonel Miranda. Boca siguió teniendo libertades por el lado de Villa y su convivencia con Fabra. La salida de Hauche liberó aún más a los defensores Xeneizes y el arco de Rossi ya quedó lejos.
El desenlace comenzó a precipitarse a partir de las expulsiones de Carbonero y Villa, exageradas por parte de Tello. Boca se quedó con 9 tras la segunda amarilla de Varela y Racing tuvo a partir de ahí, con los atenuantes del caso, 20 minutos del tiempo extra por delante para ir a buscar su premio. Con las formas que lo llevaron a ver las dos caras de este juego intentó de ahí en más adueñarse del partido.
Le costó ese primer tiempo extra, con más centros que ideas, piernas cansadas y la mente algo agobiada para esta altura del año. El segundo capítulo fue diferente. Sumó más pases, con Moreno como estandarte y Sigali de soporte, los laterales más altos y Oroz entre líneas para encontrar el momento.
Y ese momento llegó a los 123 minutos. El centro de Piovi, como una consecuencia de pases orientada a la búsqueda de ese momento, fue para la llegada libre de Carlos Alcaraz y su cabezazo. Racing encontró el gol y todo lo que vino después fue un escándalo. Las rojas a Alcaraz y Galván (suplente) en la Academia y las expulsiones de Advíncula, Fabra y Benedetto más los suplentes Xeneizes.
Racing ganó una final que será valorada en su dimensión. No podrá borrar el mazazo del final ante River pero sí le pone un color diferente al cierre del año para un equipo que no dejó de intentarlo. Ojalá le sirva de plataforma para corregir y mejorar en 2023 y no dejar de repasar los defectos que hubo en este 2022.
Paolo Cella
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La derrota ante River, sus formas y el contexto en el que se dio no tienen punto de comparación con ninguna otra en la historia reciente de Racing. Plantel y cuerpo técnico terminaron de dilapidar la última oportunidad del año con todo servido para alcanzar la gloria y fallaron. El segundo puesto y la primera colocación en tabla anual quedan hechos trizas ante tamaña chance desperdiciada. En definitiva, lo ocurrido en el Cilindro fue un resumen de todo el 2022. Cuando el equipo tuvo el éxito a mano no dio la talla.
Racing perdió 2 a 1 como local ante River en la última fecha de la Liga Profesional y así dejó pasar una oportunidad histórica para consagrarse campeón. El penal errado por Jonathan Galván en el minuto 89 hubiera puesta a la Academia en ventaja. Casi como un resumen de lo que fue este 2022 para el equipo de Fernando Gago, cuando tuvo que dar el paso adelante falló. El año termina con las manos vacías y muchos interrogantes de cara al futuro.
Fernando Gago apostó por los mismos once que iniciaron ante Lanús en la Fortaleza para este duelo decisivo. A pesar de no haber jugado bien el entrenador ratificó la confianza de Carlos Alcaraz, el único que estaba en duda. El resto no tuvo que confirmar en la semana su titularidad y así la misma formación encaró el último juego de liga ante River, esperando sumar de a tres y lo que sucediera en la Bombonera.
A pesar de tener ciertas intenciones de respetar los hábitos de juego que más lo destacaron durante el ciclo, con salidas desde el fondo y la suma de pases para orientar los ataques en superioridad numérica, fueron las búsquedas a Johan Carbonero lo que más productividad le dio a Racing en ofensiva. En largo o en corto, pero siempre a la zona del colombiano fue la intención de ataque por parte de la Academia.
No tuvo mucha área el equipo a pesar de esa elección. Le costó poner gente cerca de Armani con riesgo de gol y sólo lo consiguió forzado, primero con un desborde del colombiano que terminó acorralado entre tres futbolistas de River sin poder definir. La más clara fue de Alcaraz, entrando por el centro tras una apilada de Carbonero. Charly enganchó para adentro, dejando a Pinola fuera de escena, pero su remate de zurda se fue muy elevado.
River no fue un simple partenaire. Tuvo tres opciones de gol para ponerse adelante y le imprimió rigor al partido, acaso dejando de lado las especulaciones de la semana sobre el comportamiento de los rivales de Boca y Racing. Un par de Borja y una de Herrera avisaron que estaba en partido el equipo de Gallardo pero Arias respondió a tiempo.
El segundo tiempo comenzó con River más adelantado y Racing algo más cerca de Arias. El juego largo a espaldas de González Pires y Pinola dio resultado y tras ese despeje de Piovi el delantero de la Academia corrió hasta que Pinola lo derribó dentro del área. Penal y gol de Rojas para adelantarse en el partido mientras Boca ganaba su juego.
Cuando llegó el empate en la Boca, que ponía a Racing a un gol del título, River ya había empatado. Racing defendía con cinco desde hace un rato por los ingresos de Galván y Hauche por Rojas y Carbonero. El equipo sintió ese mensaje y empezó a cargar sobre el área rival. Penal de Herrera sobre Sigali y la chance de ponerse adelante otra vez en el minuto 89. Pero Galván, ¿por qué él fue el encargado de patear?, lo erró y todo se fue por la borda.
Se jugaron cinco minutos más con tono desesperado por parte de Racing que para colmo quedó mal parado y River se lo ganó en la última. El final fue una pintura de este 2022. Cuando este equipo tuvo todo para asumir el rol de candidato o equipo con pretensiones falló. Es un golpe que tendrá un proceso largo para asimilar más allá de ese partido ante Tigre para ver quién juega el Trofeo de Campeones.
Racing tuvo todo para coronarse y falló. La valentía se mide de muchas formas a la hora de jugar. No sólo hablando o asumiendo roles discursivos que no aportan nada. La imagen del segundo penal, donde Galván quedó como el único que se animó a agarrar la pelota, sirve de ejemplo.
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Racing consiguió llegar a la última fecha con chances de pelear por el título pero no depende de sí mismo. Deberá aguardar por el partido que Gimnasia y Esgrima de La Plata y Boca jugarán mañana en el bosque platense tras la represión policial y lo que suceda en la última jornada con los cruces respectivos ante River e Independiente. Aunque el panorama no pinte demasiado optimista la esperanza es lo último que se pierde. El Lobo es la clave.
Se habló mucho luego del partido ante Lanús y tras algunos juegos puntuales sobre los “beneficios” que Racing tiene. La histérica teoría conspirativa de parte de algunos medios masivos y sus alfiles más destacados ha puesto sobre la escena un tema que no reviste demasiado análisis. Boca sobre todo no tiene demasiado margen como para alzar la voz, teniendo en cuenta las licencias que sus futbolistas tienen y las livianas miradas arbitrales.
Incluso este partido ante Gimnasia que le pone incertidumbre al cierre del campeonato alteró la logística de todos. No es el mismo escenario para el equipo de Gorosito ahora que aquella noche trágica en La Plata. El Lobo ya no tiene aspiraciones de campeonato e incluso una derrota no lo deja mal parado en vísperas de obtener el objetivo que le queda, la clasificación a la Copa Libertadores. Postergar este duelo para esta fecha alteró los planes de todos, menos de Boca.
En Florencio Varela por cierto a Racing lo pudieron privar de su lucha por el título cuando el asistente número dos levantó la bandera en gol de Emiliano Vecchio. El delay de bandera para la Academia no existió, al igual que anoche en Lanús, donde el asistente número uno levantó rápido sin seguir los protocolos sugeridos de, ante la duda o fineza de la jugada, darle continuidad para darle luego el espacio a la tecnología de aclarar las dudas.
La atención además estará puesta en la definición del domingo donde los de Ibarra reciben a nuestros vecinos. La Academia hará lo propio ante el River de Gallardo, escollo casi imposible durante el ciclo del Muñeco. Por eso esta postergación del partido ante Gimnasia no tiene otro beneficiado más que Boca. Su rival está pensando más en las vacaciones que en otra cosa y con el ánimo golpeado tras los resultados adversos de los últimos juegos.
El club que maneja horarios y calendarios argumenta ahora una supuesta mano benefactora de parte de vaya uno a saber quién para ayudar a Racing. Tras aquella noche polémica donde se pidió penal de Villa y no falta del colombiano que entró con un claro planchazo al área sobre el futbolista de Racing, el aparato mediático puso el foco en las ayudas que supuestamente recibe Racing.
A Racing le sancionaron apenas dos penales a favor, cuando al menos hay cinco o seis situaciones no revisadas. Es de los equipos con más expulsados de todos los que ocupan la parte alta de la tabla y en La Plata, Rosario, Lanús y Florencio Varela por citar algunos casos, fue claramente perjudicado.
¿De qué ayuda hablan?
Boca tiene mañana la ventaja de jugar con un rival fuera de competencia, sin nada que hacer valer y después cierra ante Independiente, en lo que podría ser un trámite protocolar. Gimnasia fue privado de jugar en igualdad de condiciones por cuestiones ajenas a su responsabilidad y resulta que los Xeneizes son los perjudicados.
El domingo Racing debe hacer foco en su partido. No pensar en nada más. El resultado de mañana pondrá las condiciones finales para esa última fecha. Todo lo demás es parte de la insoportable tarea de desgaste que Boca ejerce sobre el resto cuando ve amenazados sus intereses.
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Racing le ganó a Lanús 1 a 0 en la Fortaleza Granate por la fecha 26 de la Liga Profesional de Fútbol con gol de Enzo Copetti. Sin poder jugar de la mejor manera sacó adelante un duelo repleto de exigencias físicas y tácticas ante un rival que le complejizó la tarea a más no poder. Encontró en el cierre el grito que le permitió volver a ganar allí tras el 1 a 0 de la temporada 2018/2019, en la fecha 5, con gol de Jonathan Cristaldo. Ojalá el desenlace sea el mismo de aquella Superliga.
Con el ingreso de Carlos Alcaráz por el lesionado Emiliano Vecchio Fernando Gago presentó en cancha el mismo equipo que inició en Santa Fe ante Colón. A diferencia de aquél primer tiempo donde tuvo tres o cuatro opciones de gol claras para abrir el marcador, en la Fortaleza no fluyó el juego de tal manera que se pudiera visitar el arco Granate con frecuencia. Con una clara falta de imaginación en el último tercio de la cancha y Lanús aplicando un plan defensivo con certeza todo el traslado de pelota fue espeso.
El inicio de los avances eran con las conducciones de Leonardo Sigali y Gonzalo Piovi pero no había receptores libres y los volantes internos, Leonel Miranda y Carlos Alcaráz, jugaron más de espaldas que con la cancha de frente. Cuando atacó o intentó hacerlo con profundidad lo hizo por la izquierda con Johan Carbonero pero al colombiano le doblaron la marca entre Di Plácido y Cazal cuando lo tomaban alto o el lateral y el central Pérez si el ex Gimnasia recibía cerca del área local.
Bloqueado el camino por la izquierda donde tampoco pudo trazar un predominio Eugenio Mena a Racing le quedó el costado derecho para alternar sus ataques. Pero está claro que Matías Rojas no goza de la capacidad de resolución que sí tiene el colombiano por el otro extremo. Para colmo su previsible orientación a enganchar hacia adentro buscando su perfil más hábil era bien leído por Pasquini. El área quedaba absolutamente bloqueada para la Academia.
Lanús propuso un partido físico, corriendo en cada sector de la cancha para doblar las marcas o hacer que cualquier futbolista de Racing que tocara la pelota estuviera incómodo, jugara de espaldas o fuera forzado al error inmediatamente. Un par de trepadas de Pasquini por izquierda fueron lo más peligroso que el equipo de Kudelka propuso pero Sand no llegó a término. La pelota parada con una secuencia de dos o tres córners seguidos también llevaron riesgo al arco de Gabriel Arias.
El primer tiempo fue incómodo para Racing, que nunca pudo jugar como aspirante al título, estuvo a contra pierna del partido y sólo pudo ejercer cierto dominio territorial en los últimos diez minutos del primer capítulo sin darle profundidad a esa tenencia.
Para el segundo tiempo Gago movió un par de piezas. Una obligada por cansancio y ciertos golpes recibidos en el primer tiempo y la otra en respuesta a una floja producción de Alcaráz. Afuera Pillud y Charly, adentro Facundo Mura y Jonathan Gómez. El ingreso del ex Argentinos buscó darle otro ritmo a la circulación de pelota y más lucidez en la suma de pases con Mirada y Moreno para así intentar generar más riesgo en el arco local.
Tuvo de cinco a diez minutos donde parecía tomar las riendas del partido pero la precisión de Lanús en la ejecución de su plan de juego volvió a imponer las condiciones que los de Kudelka pretendían para este duelo. Las imprecisiones volvieron a aflorar en Racing y más allá de la postura corporal del equipo intentando forzar el retroceso Granate la noche no fluía para la Academia.
Gago intentó mover algo más en la zona medular, donde se gesta el juego del equipo, con el ingreso de Nicolás Oroz por Miranda. La presencia del puntano no tuvo tampoco la preponderancia imaginada. Incluso el zurdo se contagió rápido de sus compañeros. Sin la ascendencia de Moreno en la circulación, con los laterales bien custodiados y los extremos sin esa ventaja en el mano a mano Racing iba camino al empate.
Uno de los jugadores más cuestionados del equipo o al menos señalado ante cada intervención es Matías Rojas. El paraguayo tuvo un primer tiempo sin presencia positiva en el juego, con pérdidas en tres cuartos o pases errados de esos que levantan murmullos. Y Gago aun así lo sostiene. La respuesta a ese respaldo fue la asistencia para esa diagonal del incansable Enzo Copetti y la definición ante la apurada salida del arquero De Amores para poner el 1 a 0 a nueve minutos del final.
A Racing le costó asumir el control del partido. El contexto y el momento del campeonato habrán influido seguramente. Lanús también aportó para que esto suceda. El equipo de Kudelka le imprimió una exigencia adicional al partido por la despedida ante su gente tras un mal año. La Academia llegará a la última fecha con chances, a la espera del partido de Boca en La Plata para saber en qué condiciones lo hará y cuáles serán los algoritmos que deberemos realizar. Con todo, Racing llegó al cierre con la oportunidad de pelear por el título.
Paolo Cella
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