Racing le ganó a Unión de Santa Fe por 3 a 1 en el estadio 15 de Abril con goles de Maximiliano Romero, Matías Rojas y Paolo Guerrero. A pesar de la diferencia de dos goles en el resultado el partido no presentó tan distancia entre uno y otro equipo. La expulsión de Luna Diale alteró los planes del local y le brindó una nueva oportunidad a la visita. Pero el equipo de Fernando Gago deberá seguir reflexionando sobre su gestión de esta clase de partidos donde pone en riesgo su estabilidad por no atender esos asuntos. Suma de a tres y avanza casilleros. El juego aún no fluye.
Con cuatro cambios respecto al triunfo ante Sarmiento de Junín Fernando Gago volvió a su esquema habitual de cuatro defensores, tres medios y tres puntas. Los ingresos de Facundo Mura por Óscar Opazo, Emiliano Insúa por el lesionado Gonzalo Piovi, Jonathan Gómez por Tomás Avilés y Maximiliano Romero por Paolo Guerrero desarticularon la innovación táctica de la semana pasada y devolvieron al equipo a su tradicional dibujo.
El comienzo del partido tuvo condimentos parecidos a la derrota en Mendoza frente a Godoy Cruz. Unión decidió apretar con dos o tres futbolistas cuando alguno de los volantes de Racing estaba dispuesto a recibir. Cada vez que Aníbal Moreno, Juan Nardoni o Jonathan Gómez recibían, dos o tres futbolistas del Tatengue saltaban a presionar de inmediato. Gustavo Munúa tomó nota de ese registro negativo de la Academia y lo convocó permanentemente al error, forzando así pérdidas en la zona media que activaron salidas rápidas del local, sobre todo con Imanol Machuca como punta de lanza.
Unión tenía el control del partido. Desde el inicio con aquél remate de Mauro Luna Diale, protagonista excluyente del primer tiempo, el Tatengue jugó acorde a su plan. Racing repitió salidas en falso, pases mal dados de corta distancia y dejó mucho espacio para que los volantes locales generaran superioridad numérica. Sin darle mayores sobresaltos a Gabriel Arias pero advirtiendo que la postura local prevalecía sobre la de Racing, que repetía patrones de juego espesos como cada vez que sale de Avellaneda.
La salida temprana de Johan Carbonero por lesión suponía una problemática para Racing si tomamos en cuenta la continuidad que el juego del equipo le da, siendo el colombiano una vía de escape en cada intervalo de posesión. Pero el ingreso de Gabriel Hauche terminó siendo redituable porque en su primera incursión ofensiva desbordó y sacó un centro preciso al corazón del área (no sin antes esforzarse para evitar que la pelota se fuera) para que Maximiliano Romero abriera el marcador.
Hasta allí nada hacía presumir este quiebre en el partido y mucho menos lo que se desataría después. Unión insistió por derecha, con Machuca como lanzador, y fue Luna Diale quién definió dejando en el suelo a Arias. La pelota no ingresó y a instancias del VAR Nicolás Ramirez anuló el gol que su asistente había señalado. De ahí en adelante los nervios locales desencadenaron en un planchazo desacificador de Luna Diale sobre Gabriel Rojas y la expulsión del delantero local. El equipo de Munúa se fue del partido y Racing comenzó a controlar el juego ante la superioridad numérica establecida por esa expulsión.
El complemento comenzó con el equipo de Gago adueñándose de la pelota pero sin darle velocidad a la circulación de pelota, algo que el entrenador exigió desde el costado del campo de juego. Y ante esa cuestión Unión replegó y espero alguna salida de contra, una pérdida o la pelota parada. Y así fue como llegó el empate del local, con un centro de Lucas Esquivel, la salida de Arias y su choque con Galván e Insúa que venían retrocediendo. El rebote le quedó a Gordillo y el empate cayó como una piña al mentón de la Academia.
Ese lapso de diez minutos posteriores al gol Tatengue fue de incertidumbre. El paraguayo Junior Marabel se acomodó entre los centrales y comenzó a ser apoyo para sus compañeros. Incluso se animó a encarar y dejar rivales a su paso para entrar al área y definir de zurda. Las manos de Arias evitaron un momento mayor de dudas. Hasta que llegó la pared entre Hauche y Matías Rojas, que derivó en el penal que el 10 cambió por gol, el partido era una moneda al aire. Revitalizado, Unión empujaba, y Racing no salía del golpe recibido. El 2 a 1 aplacó al local y devolvió la calma para manejar la pelota.
Ya habían ingresado Nicolás Oroz y Paolo Guerrero por Gómez y Nardoni tras el 1 a 1. Con la ventaja otra vez en manos de Racing Gago mandó a Tomás Avilés por Romero, pero no para armar línea de cinco sino para respaldar a Moreno. El equipo volvió a tomar control de la pelota, la hizo circular otra vez para estirar a Unión y jugó con el estado de ánimo golpeado del local. El gol de Guerrero al cierre fue el sello de tranquilidad.
A no engañarse. El resultado es exagerado si tenemos en cuenta el desarrollo completo del partido. Racing no gestionó la ventaja numérica y del marcador con sabiduría. Siempre estuvo en duda y no sólo por lo corto del tanteador, con un solo gol de diferencia. Podrá ser saludable la postura del equipo y reconocérsele la idea. Pero aún carece de contenido y resolución. Los tiempos del partido no los manejó bien y puso en riesgo el triunfo con su andar espeso.
Paolo Cella
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