Racing y Platense empataron 1 a 1 por la fecha 16 de la Liga Profesional con goles de Santiago Sosa y Guido Mainero. La rápida ventaja obtenida por el Calamar le agregó una dificultad más al partido. Sabido es que el equipo de Gustavo Costas no abunda en virtudes colectivas cuando de remontar un resultado se trata. El campeonato ya parece una misión imposible. Pero más que por las matemáticas es por la falta de juego que esta liga comienza a quedar en el camino. Racing jugó en modo lunes, con la típica “fiaca” de comenzar una nueva semana.
Un cambio presentó Racing respecto al equipo que le ganó el último jueves a Atlético Paranaense por Copa Sudamericana. El ingreso de Maximiliano Salas por Roger Martínez. La otra variante fue actitudinal. La predisposición para encarar un juego y el otro fue abismal. El gol a los dos minutos de Guido Mainero además le agregó el condimento extra de tener que remontar un resultado, algo que solo logró una vez en el año el equipo de Gustavo Costas, ante Boca, con la colaboración de Sergio Romero.
Presentado así el partido, afloraron todas las limitaciones colectivas que evidenció este equipo a lo largo del año. Los centrales se pasaron la pelota todo el tiempo para terminar en lanzamientos largos buscando a los laterales o alguna corrida de Salas. Platense se acomodó a su plan, cerca de su arco, encajonando las dos líneas de cuatro bien cerradas por dentro para que Racing terminara en Martirena o Rojas, contra la banda y dos futbolistas calamares encima.
Que Racing depende de los futbolistas ya es sabido. El entrenador no ha logrado darle soluciones colectivas al equipo ante escenarios adversos como este. Se suponía que el receso por Copa América serviría para encontrar esas alternativas de ataque ante rivales como este, pero lejos de aportar mejoría en los rendimientos, una de las cualidades que cualquier entrenador debe tener, los futbolistas de la Academia están apagados.
Recién pudo encontrar el empate a los 38 minutos del primer tiempo con un remate de media distancia de Santiago Sosa. Ni antes ni después pudo poner a algún jugador cara a cara con Cozzani, el arquero Calamar. Sólo aquella corrida de Salas, sobre el cierre del primer tiempo, tuvo características similares a una situación de gol. Sucede que el ex All Boys hace todo forzado y por lo tanto define así, atolondrado.
Que el entrenador le haya dado 90 minutos a Salas ayer, explica un poco la falta de lectura que tiene Costas de los partidos y los momentos. El ex delantero de Palestino juega como Costas dirige al costado del campo de juego, apurado, desalineado y verborrágico. Pero sin la claridad para jugar a este deporte.
El segundo tiempo presentó similares características. Los tres centrales pasándose la pelota, Almendra y Quintero jugando a pierna cambiada, con la cancha a contra mano. Esa elección del entrenador, para ser respaldada, debería tener el apoyo por fuera de un lateral que pase y así generar al menos algún movimiento que pueda generar desmarques, coberturas fallidas del rival o que aparezcan espacios vacíos que algún jugador de Racing ocupe.
Nada de eso sucede. Para colmo el entrenador empeora al equipo con los cambios. Acumula delanteros, Urzi y Carbonero ayer, los que entran tienen un rendimiento opaco o demuestran una falta de ritmo alarmante. El equipo es incapaz de descifrar los caminos al arco rival, salvo por alguna inspiración individual. Y cuando eso no sucede se observan partidos como el de anoche, donde en todo el segundo tiempo Racing pateó una vez sola al arco, aquel remate de Martirena de media distancia.
Pretender algo diferente a esta altura del año es utópico. Se ha dicho pero se reitera, todo dependerá de los futbolistas, para bien o para mal. El campeonato empieza a quedar lejos. La Copa Sudamericana comienza, arriesgadamente, a ser el único objetivo del año para ganar algo.
Racing jugó ayer en modo lunes. Arranca la semana y todos tenemos un poco de fiaca.
Paolo Cella
@Paolo_Cella
@EspeRacinguista
Racing accedió a las semifinales de la Copa Sudamericana tras vencer 4 a 1 a Atlético Paranaense en Avellaneda. Luego de un primer tiempo que será enmarcado dentro de lo mejor de este año, por rendimiento y contexto, el equipo de Gustavo Costas consiguió más rápido de lo que se esperaba revertir la serie. Luego de 27 años la Academia alcanza las semifinales de un certamen continental. Ahora será Corinthians el adversario, pero para eso aún falta. Agustín Almendra, Roger Martínez, Adrián Martínez y Gastón Martirena fueron los goleadores.
Todas las especulaciones previas sobre como haría Racing para manejar la ansiedad y destrabar la serie ante Paranaense se diluyeron a los 17 segundos cuando Agustín Almendra despachó ese misil al ángulo superior izquierdo del arquero Mycael. Sin margen para acomodarse ni siquiera en los asientos de la tribuna y mucho menos en el campo de juego, la Academia emparejó la serie literalmente sacando del medio.
Empujado por ese combustible inicial y recuperando aspectos que supieron posicionarlo como candidato en el primer semestre del año, Racing abordó el partido con el ímpetu necesario para someter al rival. Presión en campo adversario, superioridad numérica para presionar y una vez recuperada la pelota directo al arco de Mycael. Tuvo así opciones para ampliar el marcador con una chilena de Maravilla y un remate de media distancia de Roger. El equipo de Lucho González no salía de su parálisis ante la exigencia local.
Roger Martínez, ese nombre, es el punto de partida para explicar buena parte de la calidad de los ataques. Iniciando de extremo izquierdo pero con tendencia a cerrarse al medio para que Gabriel Rojas tuviera recorrido, el colombiano jugó con todo su repertorio expuesto. Los Martínez exigen y traccionan cada uno con sus características. Roger desde la técnica y el ex Instituto presionando y obligando a los centrales rivales.
El segundo llegó con otra especialidad de la casa y la primera intervención distintiva de Juanfer. Cuando Parananese dio un paso adelante Racing lo golpeó de contra. Pase de Quintero parado de 10 para Roger, cesión al medio del área del colombiano para Maravilla y 2 a 0. Rápido y furioso, reto Avellaneda podría llamarse este capítulo. Con tres toques los de Costas se metieron debajo del arco rival para que el goleador de la Copa diga presente.
Racing no aflojó en la búsqueda pero Parananese tuvo que salir del estado de sorpresa para ahora intentar igualar la serie que lo tenía abajo en el resultado. No exigió a Gabriel Arias pero Racing se acomodó unos metros más atrás para encarar el tramo final de ese primer tiempo. Cuando parecía que el entretiempo llegaría con ese parcial de 2 a 0, Juanfer presionó sobre el costado derecho del ataque a su rival, recuperó y condujo hasta el borde del área donde esperó la llegada de Roger para el 3 a 0.
El mejor primer tiempo del año, en el momento más necesario. Racing fue una tromba, literalmente, apoyado en la jerarquía de sus tres hombres de ataque. Pero también en el respaldo de Santiago Sosa y Agustín Almendra, más la incorporación de Gabriel Rojas y la siempre cumplidora prestación de los Di Césare o Nardoni. Rendimientos individuales que sostienen a un equipo que pretende avasallar a su rival y lo hizo.
El gol a los dos minutos de iniciado el complemento de Nikao recortó distancias y puso algo de incertidumbre en el ambiente. Racing tardó 10 o 15 minutos en salir de ese desliz y empezar a jugar en otro registro. Ese que dice “no se juega más” para quitarle ritmo al rival y bajarle cualquier tipo de ilusión de emparejar la serie y al menos forzar los penales.
Entre los cambios y las demoras Racing se fue consumiendo el tiempo. También adoptó una postura más retrasada para explotar los espacios, sucede que el desgaste del primer tiempo le quitó algo de piernas. Algunos desbordes de Mura, que ingresó por Rojas, y poco más hasta el cuarto gol, ese remate de Martirena desde la puerta el área para ahora si bajarle el martillo a la serie.
Racing jugó el mejor primer tiempo del año cuando más lo precisaba. Sacó la ventaja que necesitaba rápido y gestionó mejor esa diferencia para ampliarla. Por el contexto en el que lo hizo se enmarca entre lo mejor de la temporada. Con puntos altos como Roger o Almendra, las apariciones de Juanfer tan decisivas y el aporte clave de Maravilla, Sosa, Di Césare, Rojas y Nardoni, la Academia dio el paso necesario.
Luego de 27 años Racing alcanza las semifinales de un torneo continental. Será Corinthians el próximo rival. Ojalá lo de anoche sea el punto de partida definitivo.
Paolo Cella
@Paolo_Cella
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Racing le ganó a Boca por 2 a 1 con goles de Juan Nardoni y Roger Martínez, Milton Gimenez había puesto en ventaja a la visita. El equipo de Gustavo Costas logró dar vuelta un resultado por primera vez en el ciclo. A falta de juego, la predisposición para afrontar el clásico le permitió cambiar la imagen respecto al último partido en Tucumán. Salir de ese escenario era primordial para encarar una seguidilla de juegos que será clave para las aspiraciones de la Academia.
A esta altura del año es un poco ingenuo encontrar un funcionamiento colectivo que no apareció a lo largo de este 2024. Entonces es fundamental que este equipo recupere al menos el distintivo que si supo evidenciar a lo largo del ciclo de Gustavo Costas, esa predisposición para correr y así disimular otros aspectos que no fluyen, como el juego. Desde ese lugar Racing ya fue diferente respecto al duelo con derrota ante Atlético Tucumán que tanto revuelo interno ocasionó.
Con cambios respecto a aquél partido en la formación y con el ímpetu necesario para afrontar el duelo ante Boca, la Academia presentó una intención más activa, esa que suele mostrar de local, salvo excepciones. Todos corriendo para no darle aire al rival. Cambeses por Arias, Martirena y Mura en los laterales, Nardoni y Almendra en el eje y adelante Carbonero, Adrián Martínez y Salas. Equipo corto en lo posible para presionar cerca de Romero. Salvo el colombiano, desconectado del resto, todos tuvieron ese ímpetu mencionado.
Pero fue Boca el que se adelantó en el resultado con esa buena definición de Milton Gimenez, eludiendo a Cambeses tras una mejor asistencia de Merentiel. El equipo de Diego Martínez se ponía en ventaja en la primera jugada en la que pisaba a fondo el último tercio del campo, aprovechando esa zona que Racing nunca corrige, delante de la línea de fondo y a espaldas de los mediocampistas.
La rápida reacción de Racing no permitió que Boca se afirmara en ese 1 a 0 parcial y ver como respondería el equipo de Costas ante este escenario hasta hoy irreversible, de no poder dar vuelta un partido cuando empezaba perdiendo. Enseguida Juan Nardoni presionó la mala salida de Romero, que inició desde abajo con un pase a Fernández que estaba de espaldas, y definió cara a cara con el arquero para establecer el rápido empate.
El partido no tenía situaciones de riesgo ni buen juego pero aun así los equipos se encargaron de generar peligro después del empate. Primero Zenón reventó el palo derecho de Cambeses desde lejos y luego Salas tuvo un penal en movimiento pero terminó elevando su remate. Racing mejoró desde el esfuerzo físico en ese primer tiempo. Muy participativo Almendra, encargado de mover la pelota de lado a lado, esforzado Salas y con el despliegue de casi todos, a la Academia le hubiera venido bien una participación más activa y precisa de Carbonero, pero el colombiano estuvo en otra sintonía, casi afuera del juego.
El ingreso de Baltasar Rodríguez para el complemento le quitó preocupaciones a Barinaga, Salas jugó más cerrado y el equipo perdió algo de fuerza. No por el ingreso de Baltasar ni tampoco por la salida de Carbonero, de flojísimo partido, sino más bien producto del desgaste. Y ahí aparecen las dudas respecto a este equipo que no logra hacerse fuerte desde la tenencia. Si no surgen los nombres propios que lo rescaten, no hay funcionamiento colectivo que lo potencie.
Pero como enfrente hubo un rival que salvo arrestos individuales de algún volante no generó tampoco juego colectivo, el segundo tiempo fue malo. Los arqueros casi que fueron espectadores de lujo, salvo por aquella intervención de Romero con su pie izquierdo para detener el disparo de Baltasar. Sobre los 30 minutos entraron Roger y Quintero para refrescar el equipo pero el partido no parecía tener espacio para sorpresas por lo poco que habían entregado en ese segundo tiempo.
Hasta que llegó esa infracción sobre Juanfer y el envío del colombiano al corazón de área para Roger, el suave toque de cabeza ante la mala salida de Romero y la ventaja a nueve del final para Racing. Luego de 88 partidos la Academia lograba revertir un resultado y lo hacía por primera vez en el ciclo. Cuando todo parecía conducir al empate apareció la conexión colombiana para hacer estallar el Cilindro.
El equipo aún adeuda funcionamiento colectivo pero a esa altura del año imaginar que podrá encontrarlo es algo ingenuo. Deberá afirmarse en esta postura sacrificada y menos vistosa para encarar el tramo final con la energía positiva y conquistar algún título. Las individualidades parecen ser la respuesta a todo.
Paolo Cella
@Paolo_Cella
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Racing perdió 1 a 0 como visitante frente a Atlético Tucumán en otro partido decepcionante del equipo dirigido por Gustavo Costas. Imaginar que a esta altura del año estaríamos rogando por encontrar funcionamiento colectivo era poco probable. La Academia no logra salir de un estado de irregularidad en cuanto a resultados y poco hay para rescatar en cuanto a rendimiento. Si bien las matemáticas aún dan oportunidades, es complejo creer que se podrá pelear el campeonato. Ganó 1 de los últimos 5 partidos y sigue dependiendo de los arrestos individuales.
El mes de septiembre comenzó como una continuidad de lo que viene siendo este 2024 para Racing. Un equipo que juega como puede, dependiendo de las apariciones individuales de alguno de los nombres que componen su plantel y que carece de funcionamiento colectivo. Pedir a esta altura del año que aparezca un rendimiento coral sería ingenuo. Tuvo ocho meses para hacerlo el entrenador y jamás esbozó una intención de aquello. Por el contrario, la eficacia le resolvió muchas veces los dilemas que no podía resolver.
En Tucumán pasó lo que suele ocurrir cuando este equipo sale de Avellaneda y los rivales corren más que Racing. La tensión del equipo cae, si no convierte primero padece el transcurrir de los eventos y comienza a enemistarse con la pelota. Para colmo, si su mejor futbolista en el año juega mal, todo es más cuesta arriba. Santiago Sosa se contagió del entorno, dio todos los pases mal que se podían dar y su empuje no alcanza. Falta juego, ideas, asociaciones.
Costas se excusa en la cantidad de futbolistas de ataque que pone para comprender el armado de los equipos. Un mediocampo con Baltasar, Sosa y Almendra para respaldar a Juanfer, Roger y Salas no tuvo jamás la capacidad de darle sentido a esa elección del entrenador. No importan los nombres, la problemática siempre es la misma. ¿Para qué tiene la pelota Racing si siempre recurre al juego largo? Debe ser el equipo que más pelotazos tira a sus delanteros.
Las opciones de gol que tuvo nacieron de dos pérdidas de Atlético cuando avanzaba con pelota dominada. Roger probó a Durso en la primera y luego fue Baltasar quién remató desviado sobre el palo derecho del arquero local. Luego todo fue de pelota parada, con los tiros de esquina de Juanfer, su búsqueda olímpica y ese cabezazo de Roger que se perdió en el primer palo. Llegadas por asociación, nada.
El gol de Tesuri expone la pasividad de Racing para jugar en estos escenarios. Pulga Rodríguez recibió sólo, con el campo de frente y el volante local ingresó acompañado por Mura para definir sin oposición de Arias, picando la pelota. La secuencia de errores que derivó en el gol del equipo de Sava nace en el mal posicionamiento del equipo con la pelota en su poder y el lateral de Racing siguiendo la diagonal del futbolista del Decano en lugar de frenarse y dejarlo fuera de juego.
El complemento presentó la habitual cara de este equipo cuando está en desventaja, poniendo delanteros, acumulando gente en ataque pero sin darle sentido a la orientación de los ataques. Ingresaron Elordi, Carbonero, Solari y Urzi por Quirós, Baltasar, Almendra y Salas. La imagen fue la misma, un equipo que tenía la pelota como y donde quería Atlético, lejos de Durso. Un tiro de Mura al palo fue lo más peligroso de todo ese segundo tiempo.
Los números dicen que Racing está a seis unidades del actual líder Vélez. La distancia en puntos no explica lo más importante y preocupante de esto que es la diferencia en rendimiento respecto de la Academia con los equipos que tienen serias pretensiones al título. Incluso es más profundo el panorama de preocupación si tomamos como parámetro la composición de los planteles que aventajan en rendimiento a la formación de Costas.
Llegamos a septiembre sin tener una identidad de juego y dependiendo de los arrestos individuales como sustento a todo.
Paolo Cella
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El clásico de Avellaneda finalizó 0 a 0 entre Racing e Independiente. La Academia podrá detenerse en los merecimientos si pretende observar la mitad del vaso lleno. Si atendemos el detalle de que su rival jugó 60 minutos en inferioridad numérica y navegamos por el desarrollo del partido encontraremos aspectos que le vienen costando puntos al equipo de Gustavo Costas. Ante adversarios que repliegan cerca de su arco no aparece el juego. Sin la eficacia o el despertar de un arresto individual transita un camino de apuro y confusión.
Racing presentó una formación con novedades si tomamos como parámetro los últimos partidos. La presencia desde el arranque de Sigali por el lesionado Rojas corrió a Quirós al lateral y además inició Roger para acompañar a Maravilla y Carbonero tras especular durante la semana con las alternativas también para ese lugar de Quintero o Salas. Sosa fue volante central y el equipo inició 4-3-3 aunque no se comportó así en el trámite. Son las características de los futbolistas los que le dan sentido a ese esquema.
Y allí, a pesar de contar con el dominio de la pelota y la conducción del partido, se notó la ausencia de alternativas para darle sentido a esa idea inicial. Como primera medida Quirós no tiene el paso en ataque de Rojas para jugar allí y, si bien hizo los movimientos para desdoblar por afuera a Carbonero, se sintió en la terminación de las jugadas esa diferencia. Del otro lado Roger, que no es extremo, y no se comporta como tal. Era Baltasar quién partiendo de 8 jugaba ese rol. Y también se percibió forzado en sus desplazamientos.
Aún con estas observaciones es justo reconocerle a Racing la postura de querer dominar a su rival y hacerlo. Con Sosa como estandarte del posicionamiento alto del equipo y Almendra activo, era la búsqueda de la ruptura con Carbonero la llave del juego. Adrián Martínez estuvo encajonado con los centrales rivales, Roger no pudo dar todo lo que Costas imaginó y entonces era el extremo izquierdo el punto de quiebre. Tuvo una pero su remate de zurda fue sencillo para Rey.
El partido sufrió un abrupto cambio cuando se fue expulsado Pérez por último recurso cuando Baltasar se iba de cara al gol tras una pelota parada a favor del rival. La tendencia de uno y otro se profundizó. Racing expresó aún más su postura con esta superioridad numérica y el visitante se aferró a su plan de juego como un tesoro, cortar el juego, quitarle ritmo al partido y que el reloj se extinga sin sufrir mayores daños.
Pudo haber sido otra la historia si ese gol sobre el final del primer tiempo era convalidado pero el VAR dictaminó off side de Sosa tras el cabezazo de Roger. Una jugada fina pero que no es ciertamente clara como para dictar sentencia.
El equipo perdió agilidad en los pases para el segundo tiempo. Si bien no abundó en claridad durante la primera etapa, al menos la circulación de pelota tenía otra velocidad. El complemento fue de mucho pase espeso, lateral, sin poder romper líneas ante un adversario que había decidido resistir lo que quedaba del juego.
El ingreso de Quintero no aportó la lucidez que sus pies pueden entregar. El ex Junior está lejos de su mejor versión y aun así es quien mejor puede interpretar un partido de esta clase. Costas quitó a Almendra cuando quizás la convivencia de ambos hubiera sido más fructífera.
Costas podrá argumentar ambición en su plan, es cierto. Sacó a Quirós, de flojas terminaciones en ofensiva, para colocar a Urzi de lateral. El rival no atacaba más por ese lado y el ex Banfield fue el elegido para jugar con Carbonero delante, imaginando un desborde con más técnica y mejores terminaciones. Poco pudo aportarle al equipo este cambio y el ingreso de Salas por Roge tampoco dio rédito.
Racing tuvo el 72% de posesión pero sólo dejo cara a cara con Rey una vez a Maravilla, que increíblemente la tiró por arriba del travesaño. Después fue más de lo mismo ante rivales que se cierran y achican espacios, con centros o pases forzados, sin ventaja para el compañero, sin la suficiente claridad para perforar esos esquemas cerrados.
El empate le sabe a derrota a un equipo que busca estar en lo más alto y llegaba dulce tras los seis goles en la Copa Sudamericana. Pero además no pudo romper esa barrera que lo bloquea cuando enfrenta esta clase de rivales.
Deberá seguir trabajando para darle sentido a la tenencia de la pelota, porque tenerla y no saber qué hacer con ella es un drama que lo viene acompañado hace 8 meses. No siempre habrá espacios o estará la efectividad para abrir los partidos.
Paolo Cella
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